Descripción
Edición facsimilar de 2016 de la “Carta náutica de Mecià de Viladestes”, del año 1413, cuyo original se conserva en la Biblioteca Nacional de Francia.
Mecià de Viladestes, gran cartógrafo judío converso perteneciente a la influyente comunidad judía mallorquina, protegida por los reyes de Aragón. De la célebre Escuela Mallorquina de Cartografía.
Escrito en catalán-mallorquín, ofrece una muy fidedigna representación de mares y continentes. Sobresale por la amplitud del espacio representado, su abundancia de detalles curiosos y su ornamentación realmente amplia y con finos toques de oro.
Precioso portulano manuscrito e iluminado sobre pergamino de gran calidad, de 119 x 84 cm.
Facsímil acompañado de un importante libro de estudios complementarios y de un precioso estuche de conservación. Edición limitada de 898 ejemplares numerados con certificado notarial.
Está considerado como una de las más importantes joyas cartográficas de la amplísima y rica colección de cartas-portulanos de la BnF reconocida como la más completa del mundo.
Los portulanos alcanzan su mayor desarrollo y difusión en los siglos XIV y XV, si bien su origen habría que buscarlo en el XIII. Sus características retículas y rumbos de direcciones se perfilaban acomodándolos a los de la rosa de los vientos.
Según Emmanuelle Vagnon, investigadora del Departamento de Mapas de la BnF, este mapa es indudablemente un potente instrumento de conocimiento pero también un instrumento de especulación y prospección para lanzarnos a nuevas y fecundas exploraciones.
En el siglo XV muchos de los cartógrafos se esmeraban en recrear multitud de detalles estéticos y adornaban espléndidamente sus portulanos, y lo que en un principio era una herramienta indispensable de navegación, en muchos casos pasó a ser una auténtica pieza de arte que en lugar de llevar a mano en la embarcación se exponía sobre la amplia y hermosa mesa de un gran salón o se colgaba en los muros de castillos y palacios de reyes y nobles, para su mayor deleite y contemplación o incluso como preciado objeto de regalo o de ostentación.
Según Marta Fernández Siria, de la Universidad de las Islas Baleares, y colaboradora del libro de estudios complementarios del facsímil: “El interés por la carta náutica de Mecià de Viladestes (1413) no solo radica en la indudable riqueza decorativa que posee y en la valiosa información que proporciona sobre la imagen y el significado del mundo a finales de la Edad Media. Su excepcionalidad es tal que permite, además, ser el epicentro desde el cual nos proponemos reflexionar de qué manera y hasta qué punto el saber científico y artístico formó parte de un arte, el de los mestres de mapamundis y buxolers —maestros de mapamundis y brujoleros—, del que participaron mercaderes y navegantes, pero también la élite más exigente del momento.”
La misma autora nos indica que “durante los siglos XIV y XV la Corona de Aragón vivió un verdadero auge en la producción y adquisición cartográfica. Desde una cronología temprana destacan las cartas náuticas realizadas en la isla de Mallorca siendo el centro productor por excelencia. Las numerosas noticias que informan de obras realizadas en la isla, la reputada difusión de las mismas, así como el oficio específico de los maestres, han dado lugar a la consideración de esta producción y sus artífices como parte de un ambiente común denominado escuela mallorquina. Además de este centro de indudable relevancia, otras potencias marítimas italianas como Génova y Venecia contaban con una producción cartográfica importante, sin olvidar la actividad desarrollada en Barcelona.”
Mecià de Viladestes se formó en el importante taller de los judíos mallorquines Cresques, y participó del extraordinario desarrollo de la cartografía mallorquina que por momentos llegaría no sólo a igualar a esas potentes escuelas cartográficas genovesa, veneciana y pisana, sino incluso a superarlas en determinados aspectos.
Ejemplar completo, nuevo, a estrenar.
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