Códice Borgia, s. XV (ed. 2007 de Testimonio)

3.203,00

El original de esta edición facsímile es también conocido bajo los nombres de Códice Borgianus, Códice Borgiano o Manuscrito Velletri. No fue conocida su existencia hasta finales del siglo XVIII como parte del Museo del Cardenal Stefano Borgia en Roma, de ahí el nombre más común con el que se le conoce al códice azteca.

Hay existencias (puede reservarse)

ISBN: 9788495767707 Categoría:
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Descripción

El original de esta edición facsímile es también conocido bajo los nombres de Códice Borgianus, Códice Borgiano o Manuscrito Velletri. No fue conocida su existencia hasta finales del siglo XVIII como parte del Museo del Cardenal Stefano Borgia en Roma, de ahí el nombre más común con el que se le conoce al códice azteca: Códice Borgia.

Se trata de una obra de contenido ritual-calendárico realizada supuestamente en el área de influencia de Puebla-Tlaxcala-Cholula en época prehispánica. Está realizado en una larga tira, compuesta a su vez de 14 fragmentos, confeccionada con piel curtida de venado sobre la que se aplicó una capa de estuco para poder recibir las pinturas. Al plegarse en formato de biombo conforma 39 páginas u hojas de aproximadamente 27 x 26,5 cm, con lo cual desplegado alcanza una longitud cercana a los 10,35 m. Se encuentra pintado por las dos caras, salvo en las páginas de inicio y final que no contienen pinturas, de este modo el total de páginas pintadas es de 76.

Su contenido se centra en gran parte en la descripción del calendario indígena de 260 días o ciclo ritual y adivinatorio, relacionando los diferentes nombres de los días con divinidades, rituales que favorezcan el destino dependiendo del día de nacimiento, destino de los matrimonios conforme a la fecha calendárica de sus nombres, etc. También contiene algunas secciones que en la actualidad son objeto de discusión por parte de los especialistas en cuanto a la información que presentan.

El Códice Borgia es uno de los más bellos manuscritos precolombinos, de los pocos aún prevalecientes. No se conoce el lugar exacto de origen de este códice, sin embargo, no hay duda de que es originario de las altas tierras centrales de México (posiblemente cerca de Puebla o del Valle de Tehuacán), un área que estuvo bajo el régimen azteca en la era de la conquista. Obviamente este códice fue pintado antes de la llegada de los españoles, ya que no muestra ninguna influencia europea. Probablemente fue realizado a finales del siglo XV. En el siglo XVI fue enviado de México a España, y de ahí a Italia. El gran estudiante alemán Alexander von Humboldt lo vio en Roma en 1805, perteneciendo éste a las posesiones del cardenal Stefano Borgia, quien había fallecido el año anterior.

El Códice Borgia es, como la mayoría de los manuscritos precolombinos, un libro religioso, hecho por sacerdotes escribanos altamente especializados. Los códices mexicanos no son libros en el normal sentido de la palabra, por razones de su realización tanto como por razones de su utilización. En este tiempo no existía ningún medio de impresión para fabricar varias copias a la vez. Por otro lado esto no era la intención tampoco, ya que estos manuscritos no fueron hechos para simplemente almacenar información o para leer historias para entretenerse.

El objetivo de los libros mesoamericanos más bien es retener el tiempo y plasmar la historia y la religión. Al parecer, las imágenes eran más importantes que las palabras, sobre todo con los aztecas y otros pueblos del centro de México. Hay que recordar que las historias se transmiten en una tradición oral. Así también, estos libros no fueron realizados para ser contemplados por un lector individual, sino más que eso, eran usados de una manera activa como parte de ceremonias religiosas, cuando los sacerdotes hacían las lecturas a la audiencia, para hacer profecías o los usaban para hacer pronósticos de las vidas de aquellos que estaban próximos a contraer matrimonio o de los futuros hijos de ellos, etc.

La, desafortunadamente, muy pequeña muestra de códices prehispánicos, que la demencia e ignorancia religiosa de la cultura católica del siglo XVI ha dejado a la posteridad, nos permite suponer que cada manuscrito fue realizado como pieza de arte única, aunque aparentemente secuencias de códices más antiguas han sido copiadas frecuentemente.

Los códices mesoamericanos son libros plegados: largas tiras de piel de animal o de papel amate, las cuales eran dobladas en forma de acordeón. Después, los códices eran cubiertos por una capa de yeso blanco, para que el sacerdote escribano pudiese pintar el manuscrito, usando tanto pigmento mineral como orgánico.

Todos los códices mayas fueron hechos en papel amate, el cual se obtiene de la corteza del higo silvestre (ficus cotinifolia). Los códices mayas se leen de izquierda a derecha. El Códice Borgia, en cambio, se lee de derecha a izquierda. El códice original está hecho de piel de venado. Las tiras de piel están juntadas de fin a fin, dando como resultado un libro cuyas láminas miden 27 x 27 cm. Esta hecho de 39 hojas, de las cuales 37 fueron pintadas de ambos lados, y las dos restantes sólo de un lado, para posteriormente ser pegadas a las tablas de madera, las cuales protegían el códice. Esto da un total de 76 páginas pintadas y una longitud de 11 metros.

Por desgracia ya no vive nadie que pueda leer el códice de la manera como lo leería un sacerdote azteca. Por lo tanto a menudo hay mucha especulación sobre el contenido y significado exacto de este manuscrito. Sin embargo, sabemos con exactitud, que se trata de un libro ritual. El códice original empieza con un tonalpohualli, o “libro de los días”. Este libro describe el famoso calendario ritual de 260 días. Estos son el resultado de la combinación de 20 días con 13 coeficientes. Las siguientes láminas muestran los 20 dioses, con los que se asocian los 20 días. Sigue una lámina con los 9 dioses de la noche. Después vienen los símbolos de los días en asociación con los puntos cardinales. Otras láminas se refieren al año solar de 365 días, el cual se forma de 18 veces 20 días más 5 días restantes, en el calendario maya tanto como en el calendario azteca. La combinación del calendario de 365 días con el calendario ritual de 260 días da como resultado la famosa “rueda calendárica” de 52 años. Páginas a continuación dan predicciones por cada cuarto de este periodo de 52 años, cuando esperaban alimentos en abundancia, o enfermedades y hambre, o poca o mucha lluvia.

La parte más larga del códice Borgia es, a la vez, la parte más enigmática. Aparentemente refleja una narración, y por lo tanto es muy especial. Probablemente se trata aquí de una exposición de sucesos históricos, que tuvieron lugar en Tula y en Teotihuacan, mostrando templos, juegos de pelota y numerosos sacrificios. Finalmente el códice contiene láminas que fueron usadas para hacer profecías sobre matrimonios. Una de las últimas láminas muestra una hermosa pintura del dios del Sol rodeado de 12 pájaros y de una mariposa, simbolizando de esta manera los 13 niveles del cielo.

Ejemplar completo y en perfecto estado de la extraordinaria edición de 2007 de Testimonio, que obtuvo el Primer Premio de los Libros mejor editados en la categoría de Libros Facsímiles.

Edición limitada, numerada y certificada. Encuadernación facsímile del original en madera, formato 27 x 29,5 cm. 84 páginas plegadas.

La obra, como es habitual en este tipo de ediciones, se complementa con un libro estudio formato 23 x 31 cm. 560 páginas ilustradas a cargo de Juan José Batalla Rosado.

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