Descripción
Ejemplar de la edición facsimilar de una de las obras más importantes y completas sobre genealogías reales españolas: Illustraciones Genealogicas de los Catholicos Reyes de las Españas, y de los christianissimos de Francia, y de los Emperadores de Constantinopla, hasta el Catholico Rey nuestro señor Don Philipe el II. y sus serenissimos hijos. Madrid, 1596 (edición príncipe). Autor: Esteban de Garibay y Zamalloa (1533-1599), cronista del emperador Carlos V.
Se trata de uno de los libros más bonitos impresos en España en el siglo XVI. La mayor parte del libro repleta de árboles genealógicos, 3 de ellos plegados y de gran tamaño, y con gran cantidad de escudos heráldicos.
Esta edición facsimilar publicada en Valencia en 1974 forma parte de la colección “Biblioteca Hispánica Puvill”, número 1. Tirada de 1.000 ejemplares sin numerar.
Ejemplar encuadernado en rústica, con sobrecubierta ilustrada, con solapas, y funda de plástico. Formato 27,2 x 39,5 cm. 302 páginas en papel especial de alto gramaje que incluyen 3 grandes desplegables. Textos en español antiguo del siglo XVI.
Presentado en caja-estuche abierto, de cartulina ilustrada, formato 27,5 x 40 x 4,3 cm.
El ejemplar que se ofrece en rústica se encuentra en perfecto estado, estuche de cartulina con leves señales de uso. También disponemos de otro ejemplar de lujo de alta bibliofilia que puede consultar en esta misma web.
Con esta obra, su autor se proponía cumplir el objetivo por antonomasia de todo historiador barroco hispánico que se preciase de serlo y que, como en su caso, disfrutase de aquel cargo oficial: la “deificación” de los Austrias, justificar en múltiples ascendencias de pureza de sangre el inmenso tinglado de su imperio; claro está que, en el fondo, para procurarse con ello la continuidad en el favor del monarca en expectativa, el príncipe heredero Felipe, a quien va dirigido el libro. Su intento lo llevó a cabo con el procedimiento al mismo tiempo más vistoso, conciso y contundente que tenía a mano: la genealogía, con los precisos toques de una heráldica suprema. Y seguramente, nada más brillante y fácil, aunque sus buenos años de trabajo le llevó, que buscar conexiones a través de sólidos troncos y ramas zigzagueantes, de la poderosa familia con las más ilustres prosapias de reyes y emperadores, e incluso con santos –más de media docena-, de todos los tiempos y de todas partes. El resultado no podía ser más halagador, gracias a la imprenta, en cuya cuenta hay que cargar no poca parte del mérito. En efecto, esta obra es de una tipografía suntuosa y complicada, paciente, como correspondía a un contenido tan ambicioso y a un destino tal alto.
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